Poeta de Luz

We first came across Karla’s lamps in 2020 during a trip to Oaxaca that changed the way we saw light. Her pieces felt alive, sculptural forms that held warmth, simplicity, and a quiet strength. We almost missed our flight trying to find her studio before heading back to LA. When we finally met Karla and saw her work in person, it was clear that each lamp carried her presence, her pace, her soul.

There’s a deep respect for tradition in Oaxaca. You feel it in the land, in the food, in the way artists speak about their craft. Visiting Karla’s studio reminded us that beauty doesn’t need to be loud. It can be soft, slow, and filled with meaning.

The Creative Ritual

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On a later visit, Karla invited us to make a short film about her process. She begins with a ritual, lighting a candle and grounding herself. From there, she bends the wire by feel, not force. Her work is shaped by intuition, guided by nature, and often touched by the golden ratio. We titled the film La Poeta de la Luz because that’s who she is. A poet of light. Someone who doesn’t just make objects, but gives them soul.

Karla once told us that every piece needs intention. That art, without soul, is empty. She isn’t interested in fame or recognition. For her, Ka Iluminación is a healing project. A way to process life. To connect. To care.

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KA ILUMINACIÓN

Una oda a la luz que ilumina la tierra.‍

La luz viaja, comienza su travesía en la fuente que la emite, encuentra en su camino riscos, valles y montañas que forman caprichosos paisajes de sombras y planos iluminados, ahí radica la belleza de su existir.

La creación, al igual que el trayecto de la luz, es una odisea. En un mundo donde la oscuridad de la rapidez absorbe lo que requiere ser creado con lentitud, lo hecho a mano e impregnado del alma de su creador es la forma más pura de resistencia.

Oaxaca es la epítome de la resistencia, una tierra de agricultores, artistas y artesanos que encontramos inspiración en nuestro origen y creamos con miras a mostrar al mundo nuestro universo. Somos un universo en sí.

Nuestros luminarios son un elogio a la tierra, un reflejo de la bondad de la naturaleza, de la abundancia con la que nos provee. Flores y frutos del campo; cempasúchil, totomoxtle, amate, ixtle, grana cochinilla y cacao son algunos de los elementos que acompañan a estas naves de luz en su viaje.

Estructuras de luz, frutos de nuestros sueños y de nuestras manos que nos conectan a la distancia, que crean un puente entre su universo y el nuestro al momento de la contemplación.

Formas orgánicas, entes de luz que evocan lo que somos, nuestra raíz, nuestra esencia y hacia dónde nos dirigimos.

Un punto en esta odisea donde nuestros caminos se cruzaron.